Hablemos de Basada en hechos reales, la última película de Roman Polanski, que pese todo el fervor que despierta su director y con todo el material que trae consigo misma, nos hace catalogarla como una de sus cintas más flojitas de su director en los últimos tiempos a pesar de contar, nada más y nada menos, que con este material de base: la novela de la escritora Delphine de Vigan del mismo título, "D'après une histoire vraie", galardonada con el prestigioso premio Renaudot en 2015 y si le sumamos que  Olivier Assayas es el corresponsable del guión junto al propio Polanski.

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ok tenemos una buena formula

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Si a eso le sumamos  las magníficas interpretaciones de las dos actrices principales, Emmanuelle Seigner y Eva Green, y la elegancia de una puesta en escena sobria y fría como se presenta pero que es realmente  eficiente. Entonces, ¿qué falla?

Aquí es donde podemos empezar a hablar, y es en el ritmo de la película y la forma que uno como espectador se va incorporando a la trama, y como uno siempre va delante de los hechos, así es uno logra adivinar lo que va ocurrir o por lo menos lo imagina, y ese detalle va haciendo que uno mismo se arruine la sorpresa. Y en un thriller psicológico como éste, que explora el proceso creativo desde dentro, la identidad y los propios fantasmas e incluso el proceso de deconstrucción y bajada a los infiernos de una persona para verter parte de su propia historia en un libro, era esencial dosificar cada detalle para no desvelar nada antes de tiempo...y no se logró como tenía que haber sido, y realmente es una lástima, ya que la hace un poco plana y muy lineal.