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Critica de Paquita Salas Segunda Temporada

Por Dionar Hidalgo, 03 de Julio 2018

Así es Paquita está de vuelta y viene cargada con mucho que decir

Después de que diera el pelotazo el año anterior, la serie Paquita Salas ha ido ganando adeptos gracias a sus constantes lanzas al "show business" y a su inteligente mezcla de realidad y ficción, que la hizo sentir fresca y original. Pues bien,ahora no llega la segunda temporada apadrinada por Netflix para que sigamos conociendo las miserias de PS Management.

Por si no sabes bien, Paquita Salas nos cuenta las desventuras de una representante de actores venida a menos que a duras penas consigue mantenerse a flote frente a los cambios de la industria del cine y la televisión en España, especialmente cuando el sector parece estar más  lleno de ambición y de traiciones. El actor Brays Efe vuelve a hacer suyo el personaje de Paquita mediante su particular fórmula que lo caracteriza y  no pretende imitar a una mujer, sino que simplemente habla como lo haría él dentro de ese contexto.

Por supuesto, Paca es el personaje principal de este mundo que nos traen los Javis, y en la forma que nos lo relatan las situaciones se hacen agradables y un poco absurdas comparadas con la realidad moderna o como muchos lo haríamos, un punto que se vio desde la primera temporada fu ese humor sarcástico que tenía la serie,  con un guion arrollador que no te deja pasar desapercibido. Y en esta nueva temporada, la protagonista vuelve a no ser capaz de ponerse al día con las nuevas tecnologías y las redes sociales, lo que hace que lance su frustración hacia su pobre ayudante Magüi, una Belén Cuesta que recupera ese enfoque complaciente, naif y algo frustrado de los primeros episodios.

Alrededor de ambas vuelven esos personajes recurrentes como Lidia San José interpretándose a sí misma o la siempre graciosa Yolanda Ramos en la piel de una ex-timadora reconvertida a peluquera. Cómo no, uno de los ganchos de la serie vuelven a ser son los constantes cameos de grandes estrellas españolas, como Ana Obregón, Miriam Díaz-Aroca o Antonio Resines. Es, precisamente, cuando se suelta la melena, el momento en el que la serie se disfruta más.

La serie vuelve a tener ese enganche de nostalgia que plasma por aquellos tiempos en los que la televisión parecía más inocente... O simplemente, éramos más jóvenes e sensibles. Como por ejemplo la parodia de los "openings" de los años 90 en el penúltimo episodio

Lamentablemente, esta segunda temporada (que solo consta de 5 episodios de unos 25 minutos cada uno) parece haber perdido un poco el equilibrio en proporción de drama y comedi, con respecto a la primera temporada de Paquita Salas, donde había momentos para emocionarse y para reflexionar desde una perspectiva más seria. Incluso había momentos para dignificar a las protagonistas, pero en estas nuevas entregas el humor queda demasiado sepultado por lo que parece una constante depresión de todos los que pasan delante de la cámara.

Los directores, Javier Ambrossi y Javier Calvo (más conocidos como "los Javis"), conocen y cuidan el material que tienen entre manos, pero no consiguen arriesgase y ya no tienen el factor sorpresa que tuvo la primera temporada, aquí les costó de dotarlo de energía al trabajo o de desarrollar lo necesario a los personajes como para que empaticemos y nos importe. En general, hay demasiada fijación con emocionar, cuando, posiblemente, el espectador medio de la serie estará esperando un poco de sátira aderezada con nostalgia, no al revés.

En cualquier caso, la segunda temporada de Paquita Salas tiene muchos momentos memorables como la parte genial de Puente Viejo y sigue jugando con acierto al despiste en torno a qué es real y qué no (¡ojo, que la web que crean en la serie existe de verdad!). Merece la pena un visionado, pero esperamos que ese final abierto tan interesante sirva para catapultar a PS Management a nuevas cotas de genialidad en una muy probable tercera temporada

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