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Critica de las Hijas de Abril

Película: Las Hijas de Abril (2017)
Dirección y Guion:  Michel Franco
Reparto: Emma Suárez, Ana Valeria Becerril y Enrique Arrizon 
Puntuacion: 8

Con  Las hijas de Abril, Michel Franco sea ha confirmado que es uno de los directores que mas prometen en un futuro,  su idilio con esta película lo ha demostrado. Este filme es, por encima de todo, un magnífico ejemplo de women picture o como lo llamaría Almodovar  Cine de mujeres. Ese subgénero del melodrama más desatado al que tan habitual fue el cine de Hollywood en los años cincuenta que salvó la carrera de actrices que pasaban el medio siglo: Joan Crawford, Bette Davis, Lana Turner…. 

Para el cine mexicano este tipo de películas tampoco es una novedad. En los sesenta, actrices como Amparo Rivelles o María Félix protagonizaron ejemplos de este tipo de  historias desmadradas donde el tono conservador impregnaba la historia, y los personajes de mujeres poderosas se revelaban ante la sociedad. Lo que realmente es curioso es que Franco nos crea una novedad es su tono. Es un cine de mujeres donde realmente se habla de los sentimientos de éstas. Sin juzgar bajo el matiz masculino.

Las hijas de Abril se enmarca en la mejor tradición del melodrama femenino pero huyendo de sus principales errores. Siendo el mayor el maniqueísmo de los personajes. Aquí tanto Abril (Emma Suárez) como sus hijas (Ana Valeria Becerril y Joanna Larequi) tienen su propia historia y nos la relatan de una manera compleja. 


Por encima de todo, está la maternidad, el auténtico motivo de la película. Mejor dicho, una amalgama de maternidades. La maternidad temprana, deseada pero irresponsable. La maternidad madura y amortizada. La maternidad como reflejo de culpabilidad. La maternidad entendida como tabla de salvación. Como segunda oportunidad, como anhelo de enmendar los errores de una primera vida tomada como un ensayo de la nueva.


Desde el punto de vista interpretativo, la película es un filme donde  Emma Suárez se luce en cada toma, al principio la amas y luego no sabe si odiarla, sobre todo en la segunda parte cuando la acumulación de acontecimientos hacen que la historia discurra por las sendas del melodrama clásico con más fuerza que en el resto del metraje. A Suárez le llega este papel después de la Julieta de Almodóvar, donde encarnaba otra madre. Eso sí, es super completamente distinta. En la obra de Franco, Abril ve en la maternidad de su hija una posibilidad de enmendar los errores de la suya propia. Una segunda oportunidad para volver atrás en el camino de la maternidad joven e inexperta.

Emma Suárez está en un momento triunfal y ha enlazado dos papales donde da lo mejor de sí misma. Una anomalía en el cine que relega a las actrices al olvido una vez pasada los cincuentena, como si a esa edad no les pasara nada interesante a las mujeres. Como dato curioso no deja de ser llamativo que, a priori, sea una mujer más almodovariana la de Las hijas de Abril que la propia  Julieta, el drama menos almodovariano del manchego, que tan aficionado es a homenajear al melodrama clásico de mujeres.

Cuando Abril toma la decisión de vivir una segunda vida a través de la de su hija, Emma Suárez llena de matices un papel que discurre por lo enfermizo y que, desde un punto de vista maniqueo, entronca con la madres perversas del cine clásico como la Lana Turner de Imitación a la vida.

Ana Valeria Becerril y Joanna Larequi están acertadas en sus respectivos papeles, de hijas que tienen una relación difícil con su madre, pero que nunca acaba de romper del todo y el complejo de ser perfectas ante su madre que es una mujer provocativa y llamativa, hasta que  hace en añicos la relación materno-filial casi irrecuperable. En la primera parte de la película Ana Valeria consigue hacer que el espectador perciba como insufrible a su personaje para en la segunda parte lograr generar empatía en el el mismo.

¿Y los hombres ? En la película aparecen desdibujados. No son relevantes y cuando lo son no quedan bien parados. El que más protagonismo ocupa durante el metraje es el joven Mateo (Enrique Arrizón) que afronta junto a la hija de Abril una paternidad completamente irresponsable. Es manejable y poco maduro, adopta una posición de contentar a las mujeres de la película antes de ser capaz de tomar una decisión por sí mismo.

Es tratado también como un objeto de deseo. Un joven guapo y lleno de de vida con el que Abril intenta recuperar el tiempo. Del mismo modo que a través de su nieto se da una segunda oportunidad como madre, con Mateo lo hace como mujer. Como ser deseable y que su vez anhela el placer.

El hecho de mostrar el hombre como objeto de placer siempre es novedad en el cine. No deja de ser curioso que siendo así, los únicos desnudos del filme sean femeninos, si bien es cierto que sin carga sexual. En este detalle muchos verán el toco masculino heterosexual.

 

Michel Franco crea una atmósfera tensa que con la fotografía Yves Cape crean ese conflicto familiar, que el calor de la zona se refleja con lo que van viviendo los personajes. El guion se logra mantener y  sostener por sus personajes, ya que la historia sufre por partes un declive de emociones. 
 

Las hijas del Abril es cine de mujeres en el mejor sentido del término. Del que utiliza a la mujer como elemento narrativo sin miedo, mostrando su fuerza dramática en sus contrastes. Como una Joan Crowford o una María Félix… y desde ahora una Emma Suárez, claro... que aquí brilla mas que nunca. 

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